El efecto Syriza

Así se denomina el tsunami de espanto, pobreza y desesperación que el “Podemos” griego ha traído al país heleno. La catástrofe más simbólica del efecto Syriza son 59 quiebras de empresas y 613 despidos diarios con los que se levantan cada mañana los griegos, mientras que en España se crean de 700 a 1.300 empleos netos diarios.
Aunque nos pueda parecer que los actuales populares son parte del problema que fatiga y castiga a España, a nadie se le escapa, salvo intencionadamente, que son los mismos que el año pasado facilitaron la creación de 400.000 puestos de trabajo y el PIB más emergente de toda la eurozona. Y, es cierto que son culpables de muchos dislates, pero ninguno de tal propósito que haya sido capaz de ahondar en las miserias de este país, ni por bisoñez, ni por idealismo, como les está ocurriendo a los populistas griegos, y pronto sucederá en multitud de ayuntamientos y comunidades donde hayan constituido frentepopulismo junto a cualquiera - para ellos es lo mismo Bildu que el PSOE, habrá que ver si para el PSOE también - para gobernar.
España es un país que se presta al “pelotazo”. Ya lo anunciaba un ministro del felipismo más decrépito, “España es el país del mundo donde más rápido se puede hacer uno rico”. Por eso es fácil concluir que cualquier conjunción emanada de las urnas que sea capaz de expulsar a lo establecido fuera de la alfombra roja, vendrá bien… fundamentalmente a desesperados, y en distinto saco a vagos y perezosos. Anuncia el refranero que “ a río revuelto ganancia de pescadores”; solo de pescadores, de los que esperan pescar algo en el desorden y la desesperanza.
Por mucho que pretendamos demonizar al Partido Popular, por sus promesas incumplidas, por la traición ideológica a sus bases, por los recortes en educación o en sanidad, o por haber luchado contra la crisis a costa de la clase media española, en ningún momento se ha visto a España tan en peligro institucional como ahora, en el que las diferentes franquicias de Podemos están asaltando el poder utilizando de forma torticera la aritmética de las urnas.
No creo que nadie desee un efecto Syriza o Pablo sobre España, pero debemos ser responsables y consecuentes con la papeleta que depositamos en la urna. Si jugamos a la ruleta rusa con el porvenir de nuestro país, es posible y altamente probable que acabemos con nosotros mismos, sin la intervención de ninguna veleidad externa.
Es perentorio un cambio en la forma de gobernar, incluso en la forma de entender el gobierno y la política, pero no creo que ese cambio venga de la mano de la incertidumbre, ni de la desconexión de la globalización económica y social, mucho menos de los efectos que los populistas causan por dondequiera que gobiernan.

Jorge Uriel Gómez

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