El gatillazo de salida

Floja ha comenzado la campaña electoral para las próximas elecciones europeas. El PP, convencido de su victoria, ha olvidado que una campaña insulsa le hizo extraviar un millón de votos en unos comicios andaluces que acabaron dándole una victoria insuficiente; y el PSOE haciendo palpable su rumbo errático, descabezado, incapaz de reponerse de una etapa Zapatero que destrozó España y su partido.    

El mensaje abundante que corretea por las calles invitando a no acudir a las urnas, acabará calando en un electorado que no se da por representado ni por aludido en los escasos e insípidos mensajes que lanzan los partidos. Parece que nadie ha explicado con meridiana claridad que en la UE nos jugamos mucho: desde la política inmigratoria a la moneda, pasando por los acuerdos de pesca, sin olvidar lo inquietamente activo que se está mostrando el parlamento europeo a la hora de marcar prohibiciones e imposiciones moralistas.
El perfil bajo e ideológicamente poco agresivo en el inicio de la campaña, contribuye a la creencia popular de que todos los gatos son pardos, y con esto la aparición de partidos minoritarios que explotan el radicalismo de cualquier característica social: la pobreza, la libertad, la nacionalidad, e incluso el credo.
Un parlamento que todos los sondeos europeos tornan de color azulado, de supuestos aliados de nuestro gobierno nacional, sin perder de vista que, si algo ha caracterizado a la asamblea de todos los europeos, es el egoísmo nacional y partidista que no ha dudado en hundir algunos países para salvar a otros. Eso del amor fraterno se lo dejamos al Vaticano, no precisamente a Alemania.
Vivimos en un país que duplica la media de tasa de desempleo de la UE, y con unas variaciones y contrastes internos de paro, pobreza y educación, que demuestran lo inútil de las políticas nacionales, no digamos ya europeas, sobre líneas de empleo, desarrollo y educacionales. Con un Estado  sumido en un proceso de secesión, unas autonomías que asumen el 80% de todos los presupuestos nacionales y con ello las competencias; ya me dirán de qué vale sostener a un parlamento que se antoja lejano en distancia, sensibilidad y asuntos en los que sin embargo están basándose todos los discursos electorales.
Los electores queremos saber a quién votamos, conocer que ideología poseen unas siglas, saber hasta dónde puede llegar nuestro voto. Queremos conocer qué va a ocurrir con la frontera con Marruecos, con Gibraltar, con las regiones ultra-periféricas, con el REF de Ceuta, con el transporte marítimo, si por fin se le va a conceder un estatus específico a Ceuta... Así que no nos hablen de datos macroeconómicos que solo interesan al Banco Europeo, y hagan el favor de entrar en lo que nos interesa a los ceutíes de la UE, para que el próximo 25 acuda a las urnas a votar y después vaya a la playa, no vaya a ser que yendo primero a la playa, se me olvide lo segundo.

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