Acopio de disciplina

Cui prodest . Esa es la pregunta que debe realizarse ante la retirada de la reforma de la ley Aido y la dimisión de Gallardón. En ninguno de los hechos sale beneficiado el nasciturus, ni la madre -de hijo muerto o vivo, esa es la cuestión - ; pero sí se refuerza la creencia de un PP sin rumbo que pretende café para todos, disguntando a muchos.
El rechazo del Gobierno a la reforma de la ley Aido, solo beneficia electoralmente a la izquierda, puesto que carcome al electorado del PP y lleva a la realidad el programa político de la izquierda más radical. Sin embargo, este rechazo, no va a traer un solo voto más a las filas del PP. Todavía los sociólogos de cabecera de Mariano no le han contado eso de la ansiogénesis que provoca votar al PP a quienes no son conservadores.
La cuestión no es la reforma de la ley sobre el aborto. El PP sostiene un litigio en el Tribunal Constitucional para la derogación total de la ley Aido, y además la reformará parcialmente. La preocupación radica en la fácil ruptura del compromiso ético que se adquiere con los votantes, no ya por razones de Estado, sino por razones electoralistas.
    Cabría pensar que el Partido Popular se ha desnaturalizado, tanto en su proyecto económico como en el social, que se ha convertido en una versión edulcorada del socialismo, que Mariano pretende finiquitar al partido y construir uno personalista en torno a su figura. Mariano se está enfrentado a buena parte del electorado y militancia del Partido Popular, donde el conservadurismo, la derecha, tiene menos cabida. Pero presentar los hechos de esta manera es hacerlo de una forma egoísta y simplista. En realidad, lo que se juega Rajoy  no es el PP, sino el futuro de España.   
Mariano Rajoy no es el PP, ni el PP es Mariano Rajoy. El PP debería recordarle al actual presidente que perdió dos veces consecutivas las elecciones frente al que se considera peor Presidente de la democracia, Zapatero; y que la mayoría absoluta parlamentaria pertenece al PP y por tanto al programa político por el que fueron votados mayoritariamente.
El desencuentro que Mariano sostiene con gran parte de los votantes del PP, es un hecho accidental que mucho tiene que ver con Mariano y poco con el PP. El futuro de España pasa por un PP cohesionado, fuerte, con unos principios sólidos que no sean traicionados, con o sin Mariano Rajoy. El choque ético frontal que muchos militantes sostienen, no es con el PP, sino con Mariano Rajoy.
Parafraseando a John Steinbeck, cuando uno ha sido objeto de un acto desleal, la disciplina es una estupidez y una falta de honradez. Mariano acaba de poner en el filo de la navaja a miles de afiliados que ahora se sienten traicionados y no podrán hacer más acopio de disciplina. Tarea le queda al PP para evitar la fuga de una ideología y unos votos que les son más necesarios que nunca.

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