La degeneración política

El rumbo inequívoco de degeneración política que está tomando la UE, ha dado un salto al vacío con  la más depravada clase política belga que, tras aprobar hace 12 años la eutanasia,  acaba de autorizar, para escándalo de la humanidad, la eutanasia infantil. Tras el aborto “barra libre” y eugenésico, y la eutanasia, no era de extrañar que aparecieran nuevas leyes necrófilas. Un triunfo del mal, un ataque directo contra la dignidad humana y una pérdida de tiempo y oportunidades para mejorar la calidad de vida.
Si alguien cree que legislar sobre algo es aumentar o cercenar la libertad humana, es que entiende tal concepto como lo haría un primate en un zoo. La libertad es cara, costosísima, puede implicar transgredir las leyes e incluso perder la vida por ella. La visión simplista e irreflexiva de la libertad como capacidad de acción sin percibir castigo alguno por ello, reduce al ser humano a un animal irracional sin voluntad.
La descabellada ley, que cuenta con el apoyo de socialistas, liberales que gustan legislar, y ecologistas que legislan sobre la muerte del ser vivo más preciado de la naturaleza, es una oda a la estupidez humana. Desde la desconsideración del dolor psíquico como tal, a permitir que cualquier menor de edad, no importa su edad, pueda solicitar su asesinato de acuerdo con sus padres o guardianes legales. Es una ley que se sustenta en la clarividencia de un menor que sufre patología grave, incurable, que le causa sufrimiento físico, y que requiere de padres o madres que estén dispuestos a firmar la sentencia de muerte de su hijo.
Ni que decir tiene que asociaciones de pediatras y cuidados paliativos se han sentido especialmente humillados por tamaño despropósito, anunciando que en la práctica jamás se ha presentado la solicitud espontánea o reflexionada de eutanasia por parte de un menor. “Ningún niño quiere morir. No quiere sufrir o que sus padres sufran, pero no es lo mismo”.
¿Es esta la forma que entiende la progresía de proteger a la infancia? Esta clase política, erigida en plutocracia por cleptomanía, que pretende dar clases de moral, se especializa en crear problemas a los ciudadanos en lugar de atender a las demandas sociales más acuciantes.En Bélgica, como en otros muchos países, todavía no existe legislación que destierre la malnutrición física e intelectual de los niños. Se han preocupado antes de facilitarle un ataúd  que un plato de comida y un buen pupitre.
Podría pensarse que esta sociedad hedonista está autolimitada por sus propios defectos. La suma de abortos, eugenesia, eutanasia de adultos ( que cercena la vida de 1.500 personas al año en ese país, un 2% del total de decesos), y ahora la de niños, acabarán con la población. Si es que no lo hace antes esta clase política con sus despropósitos.
Llorar la muerte de abandonados y desesperados que se dejan la vida intentando cruzar la valla, es necesario y sano para la sociedad. Como también lo es luchar para que prevalezca la vida de todos, absolutamente todos.

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